Las personas que juegan, realizan una experiencia de gratitud. En el juego no hay obligatoriedad, como en el trabajo o incluso en el deporte. Cuando se juega se está haciendo uso de la creatividad y, aunque existan normas o pautas, el jugador tiene que estar constantemente utilizando toda su astucia e ingenio para ir creando el juego.
La experiencia lúdica también acerca a la trascendencia, ya que lo sitúa en un orden nuevo ante el espacio, el tiempo, los demás y ante sí mismo; y el tipo de relación con lo que lo rodea ya no está mediatizado por el interés, sino por el puro y gratuito afán de construir la alegría.
Por eso, el autor ofrece en estas páginas una serie de juegos y propuestas creativas para el tiempo libre, explicadas con minuciosidad y sencillez, que podrán ser adaptados por quienes los utilicen. Entre la diversidad de opciones que contiene el libro, se pueden encontrar actividades vinculadas a lo artístico (títeres, teatro de sombras, circo, etc.), a lo festivo (desfiles, bailes, feria y kermes, etc.), al ámbito hogareño (construcción de juguetes, taller de retratos, etc.) y a los espacios al aire libre (zancos, sogas, agua, etc.), entre otros.
José Antonio Montull, sacerdote español, tiene una amplia experiencia como educador y animador en diversos ambientes populares. Junto a un equipo de educadores desarrolló, durante la década de 1980, un proyecto educativo para niños marginados en uno de los barrios más pobres del norte de Barcelona.