Hno. Hugo Vera, SDB. Comunidad de San Juan Evangelista, La Boca.

¿Qué hay de extraordinario en Artémides Zatti? La clara y sencilla capacidad de tranformar la vida común en evangelio, creo que ese es su atractivo salesiano. Un muchacho inmigrante italiano que llega a la Argentina con sufamilia y queda fascinado por el estilo de Don Bosco, al punto que no duda en tomar la decisión de entregar su vida en ese carisma. Con ese sueño va a Bernal y los salesianos no tardan en ver en este muchachote un brillo especial.

Por su practicidad le confían el cuidado de un sacerdote joven enfermo de tuberculosis sin percibir que ese camino lo llevaría a probar el duro yugo de la enfermedad. Esto compromete su continuidad en el aspirantado y le piden que vuelva a su casa o vaya al sur a ver si podía curarse. Alguien le comenta que en Viedma hay un salesiano, el P. Garrone, el "Dotor", como le dice la gente, y que quizá él podría curarlo. Garrone lo recibe y redobla la apuesta: le propone que, juntos, pidan a María Auxiliadora la curación con la promesa de que, si esto ocurría, Artémides dedicaría su vida entera al cuidado de los enfermos del naciente Hospital San José.

El mismo Zatti nos contará más tarde el milagro: " Creí, prometí, sané". Y cumplió la promesa tan maravillosamente que, profesando como salesiano hermano en 1908, se vuelve la "medicina alegre" de muchos enfermos que encuentran en él no solo la salud del cuerpo sino, sobre todo, la luz del evangelio de Jesús.

Por casi 40 años Zatti será, como lo apodaran los paisanos del lugar, el "pariente de todos los pobres", el "enfermero santo de la Patagonia de Don Bosco". Zatti, el buen samaritano salesiano, nos sigue invitando hoy a una entrega total de la vida por Jesús y por los pobres.