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¿CONFIANZA EN DIOS O EN MÍ MISMO?

Martes 18 de Octubre de 2022

Jacques Philippe, El camino de la confianza y del amor, Ed. San Pablo, pp.96-97

A veces nos pasa esto en la vida: practico el bien, soy una persona buena y virtuosa, y entonces tengo una gran confianza en Dios; no hay ningún problema en eso. Pero cuando llega un momento difícil, caigo, por ejemplo, en una falla que me humilla mucho. O cometo un error en una decisión, algo desagradable, sobre todo cuando los demás se dan cuenta. Me encuentro con mis fallos... y entonces caígo en una especie de tristeza, de desánimo, y mi gran confianza en Dios desaparece ¡se derrite como la nieve al sol!

¿Qué quiere decir eso? lo que yo llamaba confianza en Dios, era en realidad confianza en sí mismo. Si, cuando me va mal, desaparece la confianza, esa es la prueba de que el fundamento de mi confianza está en mí, en mis obras. Cuando aparece el desánimo, ese es un signo claro de que se ha puesto la confianza en sí mismo y no en Dios.

Si mi confianza descansa verdaderamente en Dios, me vaya bien o me vaya mal, esté yo contento o descontento conmigo mismo, nada tendría que cambiar... El amor de Dios no está sujeto a los eclipses. Es fundamental que nuestra confianza descanse no en nuestros éxitos personales, sino solamente en el amor de Dios, en su ternura, en su infinita misericordia, en el hecho de que él es nuestro padre, y que jamás nos abandonará. Si no es así, nunca seremos verdaderamente libres, siempre tendremos algún temor al fracaso, miedo de nuestras debilidades. Al fin de cuentas, siempre estaremos constantemente centrados en nosotros mismos, en lugar de centrarnos en Dios.