Amado Papá Dios, fuente de toda vida y de la ternura, te damos gracias por la sonrisa de todos los niños del mundo, por su presencia que nos llena de esperanza, por su sencillez que nos enseña y por su cariño que nos motiva día a día a seguir adelante.

 

Bendícelos a todos, que sean preservados de todo mal y de todo menoscabo a sus derechos. ¡Que puedan crecer libres, sanos y fuertes!

 

Sabemos, Señor, que muchos niños no la pasan bien, sino que son maltratados y tienen que interrumpir su infancia para salir a trabajar, siendo explotados, siendo tratados de forma inhumana. Que todos tomemos conciencia de nuestra sociedad, que podamos ayudarlos y que pronto sean socorridos.

 

Que tu amado Hijo Jesús, el Niño de Belén, los acompañe con su gran amistad, que no se sientan solos nunca, sino que puedan gozar de la protección de la Virgen María, san José y su ángel de la Guarda. 

 

Bendícelos, abrázalos, protégelos, hazlos felices a todos. Amén.