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Paulinos
Un sueño divino cumplido

Jueves 18 de Agosto de 2022

Por: P. Martín Dolzani, SSP

Toda persona e institución que viene a este mundo tiene una vocación de servicio, en el contexto del mundo y de la Iglesia. Es este el sueño que Dios tiene con cada creatura y comunidad. Sueño que se hace llamada, respetando siempre la libertad humana.

Dios llama a todos a colaborar en su Obra, distribuyendo admirablemente sus dones y carismas para conservar la naturaleza, cuidar a las personas, confraternizar con todos, en el amor y la misericordia... a colaborar para que este mundo sea mejor que el recibido. todos y cada uno debemos interpretar cuál es el sueño que Dios ha tenido. En el Mensaje de la 59 jornada Mundial de las Vocaciones, el Papa recuerda una expresión de Miguel Ángel (pintor de la Capilla Sixtina):.

Francisco actualiza la expresión de Miguel Ángel manifestando: "Si la miarada del artista puede ser así, cuánto más lo será la mirada de Dios, que en aquella joven de Nazaret vio a la Madre de Dios; en el pescador Simón vio a Pedro, la roca sobre la que edificaría su iglesia; en el publicano Leví reconoció al apóstol de los gentiles. Su mirada de amor siempre nos alcanza, nos conmueve, nops libera y nos transforma, haciéndonos personas nuevas".

Entre los muchos que han respondido al sueño divino, está el beato santiago Alberione (n.1984 +1971) quien siendo joven soñó con actualizar la vocación misionera de apóstol Pablo, al percibir que la sociedad comenzaba a descristianizarse. Esta necesidad la maduró bajo la luz de jesús sacramentado. Y la primera realizacion fue la SOCIEDAD DE SAN PABLO, fundada el 14 de agosto de 1914, para colaborar en la misión de la Iglesia, usando los medios más rapidos y eficaces para evangelizar.

El papa san Pablo VI reconoció este sueño hecho realidad en toda la Familia Paulina:" El padre Alberione ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para dar vigor y amplitud a su apostolado". Los Paulinos queremos que este sueño se siga haciéndose realidad, confiando en la gracia divina, para recomenzar desde el pesebre.